¿Por qué se produce el despilfarro alimentario?

El primer paso para lograr una reducción eficaz del despilfarro es, pues, saber dónde, cómo y por qué se genera. El despilfarro alimentario, además, está presente en todas las etapas del proceso de la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta el plato. A continuación, exploramos las principales causas del despilfarro, desglosadas por su procedencia.

2. Servicios de Restauración y Catering

La fase de servicios de restauración y catering, responsable de orquestar la experiencia culinaria, desvela tres causas principales del despilfarro: rigidez en la oferta de menús, proporciones excesivas y malos hábitos de los comensales. Estos problemas se traducen en platos desproporcionados que superan las preferencias del cliente, adquisición de alimentos innecesarios y recogida de las sobras para casa que, desafortunadamente, terminan en la basura.

1. Distribucción

La fase de distribucción, encargada del transporte de alimentos desde los productos hasta los comercios, exhibe tres causas principales del despilfarro: tendencias del mercado, restricciones naturales como la estacionalidad y errores humanos en comunicación y predicciones de demanda. Estos errores se manifiestan en problemas de comunicación, predicciones de ventas, control de la cadena de frío, empaquetado deficiente, formación de trabajadores y políticas de calidad.

3. Hogares

La última fase, los hogares, responsables de enfrentar y mitigar la situación, revela tres factores principales del despilfarro: falta de información de los residentes, diversidad de condiciones socioeconómicas y escasa planificación de compras influenciada por actitudes culturales. Estos problemas se traducen en prácticas ineficientes de almacenamiento, una interpretación inadecuada de las etiquetas de los productos, generando la devaluación de los alimentos y pérdidas innecesarias.

¿Dónde se genera mayor cantidad de despilfarro?

Normalmente la preocupación por la pérdida de alimentos se centra en la cadena de suministro, desde la producción hasta la distribución, pero es crucial reconocer el papel fundamental que desempeñan los hogares en esta problemática. En este contexto, analizaremos estadísticas reveladoras y evaluaremos las repercusiones que esta acción acarrea.

¿Qué cantidades desperdiciamos?

En 2022, se tiraron a la basura en toda España 1.170 millones de kilos de comida. Cada hogar desperdició una media de 76 kg de alimentos. Somos el sexto país de la comunidad europea que más alimentos arroja a la basura. Estas cantidades se van reduciendo con los años, debido a las distintas campañas de sensibilización, pero todavía siguen siendo muy altas.

3. Hogares

La mayor proporción de desperdicio se registra en nuestros hogares, donde aproximadamente entre un 30% y un 50% de los alimentos comestibles acaban desechados. En este preocupante contexto, cabe resaltar que el 80% de estos residuos proviene de alimentos que tiramos en su estado original, sin haber sido utilizados desde que fueron adquiridos. Tan solo el 20% de los desechos corresponde a productos ya procesados que han quedado sin consumir en la mesa.

¿Qué productos desperdiciamos más?

Las frutas, verduras y pan fresco encabezan la lista de alimentos desechados, representando el 48,1% del volumen total de desperdicios. La cantidad de alimentos despilfarrados disminuye una vez que los productos están preparados. De esta manera, se observa que tres de cada diez hogares desechan porciones de las recetas que cocinan, siendo mayor la cantidad desperdiciada directamente desde la nevera en comparación con la que se descarta por no ser consumida en la mesa.

¿Qué puedo hacer yo?

Durante años, incluso siglos, hemos vivido en este mundo pensando que existía otro en el que podríamos trasladarnos. Por suerte, desde hace algún tiempo vamos siendo más conscientes que no es así. Debemos respetar, cuidar y transformar en algún ámbito la forma en que vivimos para garantizar que futuras generaciones harán lo mismo. Reducir el desperdicio de comida es uno de esos desafíos. Sólo hay una forma de conseguirlo, trabajando conjuntamente a través de pequeñas acciones.

Almacena y conserva

En tu casa comprueba que tienes suficientes espacios de almacenaje para todo lo que has adquirido. Te has asegurado la disponibilidad de productos, ahora hay que colocarlos. Nunca olvides un sencillo consejo, los productos más recientes detrás de los que ya tienes. De nada servirá la planificación que has aplicado en tu compra si no tienes una rutina de conservación y almacenaje para los alimentos. De ello dependerá que los productos no se nos estropeen y tengamos que tirarlos a la basura.

Alimentos cocinados ¡Reutilízalos!

A pesar del esfuerzo por calcular y ajustar la cantidad de alimentos que preparamos es, a veces, inevitable que sobren ciertas porciones de alimentos cocinados. Reutilizar y aprovechar esas “sobras” hará que sea menor el desperdicio de alimentos. Por suerte, en nuestro país contamos con un amplio recetario de excelentes platos que se preparan gracias a las mermas generadas por otras especialidades culinarias . Croquetas, canelones, calamares rellenos, quiche de langostinos, plum cake… son solo algunos ejemplos de ello.

Planifica tu compra

Comienza por planificar el menú semanal, con el que además de ahorrar y comprar de forma eficiente, podrás conseguir una alimentación más saludable. Los expertos recomiendan que hagamos como mínimo, cinco comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Antes de salir a comprar revisa también los alimentos que tienes en casa y procede a realizar tu lista de la compra.

Al cocinar...

Nuestros hábitos a la hora de cocinar pueden influir en gran medida en la cantidad de comida que acabamos tirando. Calcular adecuadamente la cantidad de comida que necesitamos, es una buena forma de evitar el derroche de alimentos.

Formación /concienciación/activismo

El activismo gastronómico suena extraño, pero en realidad lo hemos hecho mucho, nosotros y nuestros antepasados, desde siempre. Cuando se habla de activismo gastronómico, se habla de impulsar una forma de ver la comida desde todas las perspectivas: social, económica, cultural, ecológica. Por ejemplo, campañas como: "Aquí no se tira nada" #alimentosdeespaña“, "No Tires la Comida”, “Más alimentos, menos desperdicio” o “Ni un pez porla borda” , entre otros.